Julio 2023 - Año XXXIII
Al Borde

Leonardo y una foto con Lisa Gherardini. De la I.A. al Renacimiento

por Ing. Mario Minervino - @mrminervino1

Una recreación realizada mediante inteligencia artificial permite imaginar un invento de Leonardo da Vinci, luego destruido, y conocer además su propuesta de una “ciudad ideal”.

Las redes de internet hicieron circular en las últimas semanas una curiosa fotografía, mencionando que la misma había sido encontrada “en un garaje de una pequeña ciudad norteamericana”. El lugar del hallazgo es poco conveniente para hacerlo creíble y deja de serlo más aún cuando se menciona que las personas retratadas son nada menos que Leonardo da Vinci y Lisa Gherardini, la mujer que sirvió como modelo para La Gioconda, una de las pinturas más famosas de la historia.

De acuerdo a una de las versiones conocidas, el artista trabajó en esa obra en su estudio de la campiña toscana, Italia, en 1503. Es claro que la fotografía no existía en esa época y faltaban tres siglos para que Nicéphore Niépce consiguiera, en 1816, obtener una primera imagen.

Sin embargo, Leonardo (1452-1519) está entre los primeros en analizar y perfeccionar la “cámara oscura” —base de la actual fotografía— como sistema de representación. Se ocupó de estudiar las imágenes generadas a partir del ingreso de la luz, a través del orificio, a una caja absolutamente oscura y su reflejo, invertidas, en la pared opuesta de esa caja. Sus observaciones se basaban en el efecto óptico de la luz y en comparar el mismo con el funcionamiento de los ojos.

Incluso Leonardo, en su faceta de pintor, siempre evitó dibujar contornos o límites, al observar que los mismos no existen en la realidad. De allí que cuando dibujaba se concentraba en “retratar fotográficamente” lo real.

El humanista hizo varios experimentos con su caja oscura, aplicando más luz, menos luz, con un orificio, con varios, y publicó sus conclusiones en su Códex Atlánticus, escrito entre 1478 y 1519. Es claro que no logró concretar una fotografía sobre papel, con lo cual la toma que da origen a este comentario es producto en realidad del uso de la inteligencia artificial. Pero cabe considerar otra teoría, apropiada para un cuento de Jorge Luis Borges: que efectivamente Leonardo logró llevar a la realidad la técnica y pudo estampar su retrato con la Gioconda. Y quizá, asumiendo que la fotografía podría desplazar a la pintura, decidió destruir esa máquina y ocultarla.

Esta breve introducción es en parte una excusa para hablar de una de las tantas ocupaciones que tuvo este hombre del Renacimiento, uno de los más grandes artistas de todos los tiempos, y que si bien su fama quizá se sostiene mucho en sus pinturas —la mencionada Gioconda o La última cena—, sus desarrollos en el área de la ingeniería y la arquitectura no le fueron en zaga.

Cosas sueltas sobre un genio

  • La manera de escribir de Leonardo es toda una rareza. Se denomina escritura especular y se hace en dirección opuesta a la usual, de modo que para poder leerla se debe reflejar en un espejo. La mayoría de sus anotaciones están escritas de este modo.
  • Leonardo volcó su obra en los denominados códex o códices, nombre que designa a los libros antiguos manuscritos. El Códice Atlántico, por ejemplo, es una colección de dibujos y escrituras de doce volúmenes. Existen además los Códex Trivulzianus, Forster, Arundel y Leicester.
  • Leonardo nació como Leonardo di Ser Piero da Vinci, así llamado por ser “hijo de Pedro” y nacido en Vinci. Esta ciudad italiana se ubica en el municipio de Florencia y tiene actualmente 15.000 habitantes.
  • A su fallecimiento, en 1519, fue enterrado en la Abadía de Saint Florentín, Francia, la cual fue saqueada años y después demolida en 1806. Los restos fueron rescatados en 1874 y trasladados a la capilla San Huberto, en París.

La confianza, el talento

“Tengo planos de puentes que se pueden cargar con mucha facilidad. Sé cómo cortar el agua desde las trincheras y cómo construir escaleras y otros instrumentos. Si lo mencionado pareciera impracticable, me ofrezco a hacer demostración de ellas”.

De esta manera Leonardo logró entusiasmar a Ludovico Sforza, señor de Milán, y conseguir trabajar a su servicio. Las maquinarias relacionadas con la guerra fueron su aporte trascendente, aunque también tuvo tiempo para diseñar otro tipo de aparatos, incluyendo un helicóptero y un avión, inventos incluidos en los 1751 dibujos del Códice Atlántico.

El urbanista

Si bien los artistas del Renacimiento incorporaron a la arquitectura entre sus trabajos, en particular a Leonardo no se le atribuye ninguna construcción, aunque muchos de sus bocetos sirvieron para resolver problemas edilicios de la época; y entre sus legados más impactantes está la propuesta de una “ciudad ideal”.

A inicios del siglo XV, en Italia, hubo un interés por regular el uso de los espacios públicos, incluidas calles y veredas. La ciudad ideal de Leonardo responde a esas cuestiones espaciales y socioeconómicas, buscando que sean seguras y evitaran el contagio entre las personas ante las repetidas pestes.

La arquitecta Sandra Salazar, especialista en el tema, menciona: “Da Vinci destacó esa mirada: la ciudad como el espacio de todos. Tenía esa capacidad de adelantarse al futuro y de ver más allá de los detalles. Su mente era inquieta y siempre atenta a descubrir las cuestiones clave de cada problema”.

En sus bocetos para esa ciudad, incluye elementos arquitectónicos, escaleras, pasillos, ventanas y adiciones como escaleras de cuatro vías y caracol.

Sus diseños edilicios incluyen dibujos de iglesias, de un palacio de un noble milanés, la villa de un gobernador, una residencia en Florencia y un palacio para el rey Francisco I.

La peste

La idea motora de da Vinci a la hora de ordenar una ciudad modelo se basó en generar un entorno limpio, saludable y vibrante, como respuesta a la Peste Negra que se extendió por Milán y que, a criterio de Leonardo, se había intensificado por las calles estrechas y por el hecho de que las personas vivían demasiado cerca unas de otras.

Su ciudad estaba ordenada en varios niveles. Uno inferior, con canales de agua destinados al transporte de mercancías y que además se utilizaba para generar energía y como sistema de alcantarillado. Los niveles inferiores se resolvían con arcos capaces de soportar el peso de los niveles superiores. El modelo de dos capas buscaba que las actividades comerciales no interfirieran con las rutinas de los ciudadanos.

Las calles tenían 14 m de ancho para garantizar que las personas no tuvieran que acercarse tanto mientras las usaban.

Limpia, segura y ordenada

Más allá de su capacidad creativa, impacta que Leonardo diseñara en el año 1500 una ciudad de calles con tráfico segregado, zonas peatonales, autovías de agua, edificios en altura con escaleras exteriores, calles diseñadas para sacar el máximo partido a la luz solar y reducir los daños por terremotos. Esas son algunas de las consideraciones de su ciudad ideal, influenciado, claro, por la racionalidad del Renacimiento que Leonardo aplicó y mejoró. Analizada con la mirada del siglo XXI, los estudiosos reconocen en esa propuesta a una urbe eficiente y limpia, “una smart city” cinco siglos antes de que esa expresión tuviese sentido.

La peste llevó a Leonardo a repensar la ciudad, saliendo del trazado “caótico e insalubre” de la edad media para pasar a una ciudad “eficiente, limpia y bien organizada”.

La planteó “cómoda y espaciosa”, con calles y edificios ordenados. Recomendó muros altos y fuertes, con torres y baluartes como respuesta a posibles ataques y sin dejar de lado que debía ser un sitio “magnífico y sublime”.

La ubicó a orillas del río Tesino y con una organización en damero. Como aporte inédito, planteó una red de canales internos regulada por compuertas, destinada al abastecimiento de los edificios y al tráfico de mercancías. Las calles quedaban así reservadas para los peatones. Esta red de agua se mantenía en continuo movimiento mediante un sistema de bombas y se usaba también para el saneamiento de las viviendas.

El paisaje urbano lo conformaban edificios en altura, un uso poco habitual en la época, comunicando las viviendas entre sí mediante escaleras externas en forma helicoidal.

A diferencia de las ciudades medievales, el trazado contaba con calles tan anchas como para permitir la llegada de la luz solar a las viviendas y minimizar el impacto de los terremotos.

La ciudad estaba pensada para 30.000 personas e incorporaba parámetros de ventilación e iluminación, y un circuito circulatorio frente a la aglomeración y la actividad comercial.

Todos estos conceptos son los mismos que manejarían Frank Lloyd Wright y Le Corbusier en sus planteos urbanos y los que por estos tiempos manejan los principales urbanistas.

Leonardo da Vinci y el primer “mapa satélite”

Hoy es posible —Google earth mediante— disponer de una vista satelital de cualquier ciudad del planeta. Pero en el 1500 eso no era simple de realizar. Leonardo lo hizo. Fue cuando, instalado en Imola, Italia, el comerciante Cesare Borgia le encargó un plano para conocer mejor a la ciudad. Leonardo hizo entonces algo completamente innovador, combinando técnicas topográficas con su capacidad artística. En resultado fue un “mapa icnográfico”, revolucionario en la historia de la cartografía, por ser un mapa-herramienta.

Leonardo aplicó la técnica de mapeo desarrollada por Leon Battista Alberti y usando coordenadas polares estableció distancias, proporciones y relaciones precisas. La plaza ocupó el centro de la cuadrícula y de allí partían las ocho direcciones de la brújula. Recopiló datos sobre el terreno a partir del centro y luego, usando brújula y odómetro, midió calles y puntos de referencia para completar su dibujo mediante recursos de geometría.

Esa “ciudad aplanada” vista desde arriba, todavía se puede usar hoy para recorrer la ciudad y soporta de manera impecable una comparación con una vista satelital del siglo XXI.


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